lunes, 29 de julio de 2013

Heraclito

Heráclito


Presunto busto de Heráclito que se halla en la «Stanza di filosofi» de los Museos Capitolinos de Roma.1
Heráclito de Éfeso (en griego: Ἡράκλειτος ὁ Ἐφέσιος Herákleitos ho Ephésios), conocido también como «El Oscuro de Éfeso» fue un filósofo griego. Nació hacia el año 535 a. C. y falleció hacia el 484 a. C..
Era natural de Éfeso, ciudad de la Jonia, en la costa occidental del Asia Menor (actual Turquía). Como los demás filósofos anteriores a Platón, no quedan más que fragmentos de sus obras, y en gran parte se conocen sus aportes gracias a testimonios posteriores.

    Legado

    La obra de Heráclito es netamente aforística. Su estilo remite a las sentencias del Oráculo de Delfos y reproduce la realidad ambigua y confusa que explica, usando el oxímoron y la antítesis para dar idea de la misma. Diógenes Laercio (en Vidas..., IX 1–3, 6–7, 16) le atribuye un libro titulado Sobre la naturaleza (περὶ φύσεως), que estaba dividido en tres secciones: «Cosmológica», «Política» y «Teológica». No se posee mayor certeza sobre este libro. El primer estudioso en proponer un ordenamiento de los fragmentos fue P. Schuster (1873), poniendo a la cabeza de todos el que posteriormente fue dispuesto como B56 (Diels-Kranz) y que refiere la adivinanza que unos niños plantearon a Homero, y que éste, "el más sabio de todos los griegos", como lo pinta Heráclito (véase más abajo), no supo resolver. I. Bywater en 1877 hizo un reacomodo de los fragmentos conforme a la indicación de Laercio, traducido al español por José Gaos. Es curioso que Bywater no considera importante el fragmento que Schuster pone a la cabeza de todos, y no lo incluye en su propia ordenación. Agustín García Calvo reconstruye la posible estructura del libro en su edición de los fragmentos del mismo, titulada Razón común. Distingue tres apartados: «Razón general», «Razón política» y «Razón teológica».
    Heráclito afirma que el fundamento de todo está en el cambio incesante. El ente deviene y todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa.
    Es común incluir a Heráclito entre los primeros filósofos físicos (φυσικοί, como los llamó Aristóteles), que pensaban que el mundo procedía de un principio natural (como el agua para Tales, el aire para Anaxímenes y el Ápeiron para Anaximandro), y este error de clasificación se debe a que, para Heráclito, este principio es el fuego, lo cual no debe leerse en un sentido literal, pues es una metáfora como, a su vez, lo eran para Tales y Anaxímenes. El principio del fuego refiere al movimiento y cambio constante en el que se encuentra el mundo. Esta permanente movilidad se fundamenta en una estructura de contrarios. La contradicción está en el origen de todas las cosas.
    Todo este fluir está regido por una ley que él denomina Λόγος (Logos). Este Logos no sólo rige el devenir del mundo, sino que le habla (indica, da signos, fragmento B93DK) al hombre, aunque la mayoría de las personas «no sabe escuchar ni hablar» (fragmento B73DK). El orden real coincide con el orden de la razón, una «armonía invisible, mejor que la visible» (B54DK), aunque Heráclito se lamenta de que la mayoría de las personas viva relegada a su propio mundo, incapaces de ver el real. Si bien Heráclito no desprecia el uso de los sentidos (como Platón) y los cree indispensables para comprender la realidad, sostiene que con ellos no basta y que es igualmente necesario el uso de la inteligencia, como afirma en el siguiente e importante fragmento:
    Se engañan los hombres [...] acerca del conocimiento de las cosas manifiestas, de la misma manera que Homero, que fue [considerado] el más sabio de todos los griegos. A él, en efecto, unos niños que mataban piojos lo engañaron, diciéndole: 'cuantos vimos y atrapamos, tantos dejamos; cuantos ni vimos ni atrapamos, tantos llevamos'.
    en Diels-Kranz, Fragmente der Vorsokratiker, 22 B56
    Al uso de los sentidos y de la inteligencia, hay que agregarle una actitud crítica e indagadora. La mera acumulación de saberes no forma al verdadero sabio, porque para Heráclito lo sabio es «uno y una sola cosa», esto es, la teoría de los opuestos. Quizás el fragmento más conocido de su obra dice:
    ποταμοῖς τοῖς αὐτοῖς ἐμβαίνομεν τε καὶ οὐκ ἐμβαίνομεν, εἶμεν τε καὶ οὐκ εἶμεν τε. En los mismos ríos entramos y no entramos, [pues] somos y no somos [los mismos].
    en Diels-Kranz, Fragmente der Vorsokratiker, 22 B12

    Heráclito llorando, por Hendrick ter Brugghen (1628).
    El fragmento (citado con frecuencia erróneamente como no se puede entrar dos veces en el mismo río, siguiendo a la versión que da Platón en el Crátilo) ejemplifica la doctrina heraclítea del cambio: el río —que no deja de ser el mismo río— ha cambiado sin embargo casi por completo, así como el bañista. Si bien una parte del río fluye y cambia, hay otra (el cauce, que también debe interpretarse y no tomarse en un sentido literal) que es relativamente permanente y que es la que guía el movimiento del agua. Algunos autores ven en el cauce del río el logos que «todo rige», la medida universal que ordena el cosmos, y en el agua del río, el fuego. A primera vista esto puede parecer contradictorio, pero debe recordarse que Heráclito sostiene que los opuestos no se contradicen sino que forman una unidad armónica (pero no estática). Es razonable, entonces, que la otra cara del agua sea el fuego, como él mismo lo adelanta en sus fragmentos.
    A pesar que existen ciertas similitudes entre Heráclito y Parménides, las doctrinas de ambos siempre han sido contrapuestas (con cierto margen de error), ya que la del primero suele ser llamada «del devenir» o (con cierto equívoco) «del todo fluye», mientras que el ser parmenídeo es presentado como una esfera estática e inmóvil.
    Era conocido como «el Oscuro», por su expresión lapidaria y enigmática. Ha pasado a la historia como el modelo de la afirmación del devenir y del pensamiento dialéctico. Su filosofía se basa en la tesis del flujo universal de los seres: «Panta rei» (πάντα ρεῖ), todo fluye. El devenir está animado por el conflicto: «La guerra (pólemos) es el padre de todas las cosas», una contienda que es al mismo tiempo armonía, no en el sentido de una mera relación numérica, como en los pitagóricos, sino en el de un ajuste de fuerzas contrapuestas, como las que mantienen tensa la cuerda de un arco. Para Heráclito el arjé es el fuego, en el que hay que ver la mejor expresión simbólica de los dos pilares de la filosofía de Heráclito: el devenir perpetuo y la lucha de opuestos, pues el fuego sólo se mantiene consumiendo y destruyendo, y constantemente cambia de materia. Ahora bien, el devenir no es irracional, ya que el logos, la razón universal, lo rige: «Todo surge conforme a medida y conforme a medida se extingue». El hombre puede descubrir este logos en su propio interior, pues el logos es común e inmanente al hombre y a las cosas (la doctrina de Heráclito fue interpretada, olvidando esta afirmación del logos, en la filosofía inmediatamente posterior —sobre todo, en Platón— como una negación de la posibilidad del conocimiento: si nada es estable, se niega la posibilidad de un saber definitivo). De Heráclito es también la doctrina cosmológica del eterno retorno: la transformación universal tiene dos etapas que se suceden cíclicamente: una descendente por contracción o condensación, y otra ascendente por dilatación.

     

     

     

     

     Frases Celebres Heraclito

    A

    • "Al mismo río entras y no entras, pues eres y no eres."
    • "A todo hombre le es concedido conocerse a sí mismo y meditar sabiamente."

    C

    • "Camino arriba, camino abajo, uno y el mismo." (fragmento 33).

    D

    • "Dios es día noche, invierno verano, guerra paz, saciedad hambre."

    E

    • "El alma seca es la más sabia y la mejor."
    • "El carácter es para el hombre su demonio." (Ethos antrophos daimon)
    • "El modo de ser humano no comporta capacidad de juicio; el divino sí la comporta." (fragmento 90).
    • "El nombre del arco es vida; su función es dar muerte."
    • "El parecer de uno, enfermedad sagrada." (fragmento 114). (Es decir, la epilepsia).
    • "El sol es nuevo cada día." (fragmento 58).
    • "El Sol no rebasará sus medidas. Pues si no, la Erinias, defensoras de la Justicia,darán con él." (fragmento 52).
    • "El sol tiene el tamaño de un pie humano."
    • "En el rodillo del cardador, recorrido recto y torcido unos son y el mismo." (fragmento 32).
    • "Erudición no enseña sensatez, pues se la habría enseñado a Hesíodo y a Pitágoras y aún a Jenófanes y a Hecateo." (fragmento 16).
    • "Es de sabios prestar oídos no a mí, sino ("al logos") a la palabra, y reconocer que todas las cosas son una" (fragmento 50)
    • "Es necesario saber que la guerra es común y la justicia discordia, y que todo sucede según discordia y necesidad." (fragmento 28).
    • "Este mundo [...] siempre fue, es y será fuego eternamente vivo." (fragmento 30)
    • "Este orden del mundo, el mismo para todos, no lo hizo Dios ni hombre alguno, sino que fue siempre, es y será, fuego siempre vivo, prendido según medidas y apagado según medidas." (fragmento 51).
    • "El alma se tiñe del color de sus pensamientos. Piensa sólo en aquellas cosas que están en línea con tus principios y que puedan ver la luz del día. El contenido de tu carácter lo eliges tú. Día a día, lo que eliges, lo que piensas, y lo que haces, es en lo que te conviertes. Tu integridad es tu destino... es la luz que guía tu camino."

    H

    • "Ha de luchar el pueblo por su ley, igual que por su muralla." (fragmento 103)
    • "Homero merecía que lo expulsaran de los certámenes y que lo apalearan, y Arquíloco, otro tanto." (fragmento 30).

    I

    • "Inmortales, los mortales; mortales, los inmortales; viviendo unos la muerte de aquéllos, muriendo los otros la vida de aquéllos." (fragmento 47).

    L

    • "La guerra de todos es padre, de todos rey; a los unos los designa como dioses, a los otros, como hombres; a los unos los hace esclavos, a los otros, libres." (fragmento 29).
    • "La guerra es el origen de todo." (fragmento 53)
    • "La enfermedad hace buena y agradable la salud, el hambre a la saciedad, el trabajo al reposo."
    • "Lo sabio es la meta del alma humana y, a medida que se avanza en sus conocimientos, va alejando a su vez el horizonte de lo desconocido."
    • "Los cuerpos muertos han de desecharse con mayor motivo que el estiércol." (fragmento 76).
    • "Los ojos son testigos más exactos que los oídos." (fragmento 6).
    • "Los perros, de cierto, ladran a quien no conocen." (fragmento 22).
    • "Los que buscan oro excavan mucha tierra y encuentran poco." (fragmento 10).

    M

    • "Muerte es cuantas cosas vemos al despertar, sueño cuantas vemos al dormir."
    • "Mucha erudición no enseña comprensión; sino, se la habría enseñado a Hesíodo y a Pitágoras, y a su turno tanto a Jenófanes como a Hecateo."

    N

    • "Nada es permanente a excepción del cambio."
    • "No encontrarás los confines del alma ni aún recorriendo todos los caminos; tal es su profundidad."
    • "No escuchándome a mí, sino a la razón, sabio es reconocer que todas las cosas son una. (fragmento 26).
    • "No es posible descender dos veces el mismo río." (fragmento 91) es la versión que da Platón de "Al mismo río entras y no entras, pues eres y no eres".
    • "No hagas reír hasta el punto de dar motivo a la risa."
    • "No hay que hablar y actuar como hijos de nuestros padres." (fragmento 89).
    • "No vayamos conjeturando azarosamente sobre los temas más importantes." (fragmento 113).

    P

    • "Preciso es saber que la guerra es común; la justicia, contienda, y que todo acontece por la contienda y la necesidad." (fragmento 28).
    • "Porque sin fuerzas de colisión no hay movimientos y no hay realidad"

    S

    • "Si todas las cosas se convirtieran en humo, las narices discernerían."
    • "Sin esperanza se encuentra lo inesperado."

    T

    • "Todas las leyes humanas se alimentan de la ley divina."

    U

    • "Una vez nacidos, quieren vivir y alcanzar su destino, pero más bien descansar, así que dejan tras de sí para que alcancen su destino." (fragmento 99).

    V

    • "Vivir sus deseos, agotarlos en la vida, es el destino de toda existencia." << Esta cita es atribuida a Henry Miller.

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