lunes, 29 de julio de 2013

Grigori Yefímovich Rasputín

Grigori Yefímovich Rasputín

(Grígori Efímovich o Yefímovich Novikh Rasputín, conocido como El Monje Loco; Pokróvskoie, Rusia, 1872 - San Petersburgo, 1916) Monje, aventurero y cortesano ruso. De origen campesino y sin ninguna formación, Rasputín adquiririó pronto gran popularidad por su vida licenciosa y su fama de taumaturgo.
A los diecinueve años se casó con Proskovia Fiódorovna, de la que tuvo cuatro hijos, aunque tras un corto período de tiempo abandonó a su familia para viajar por Grecia y Jerusalén. Durante esta peregrinación Rasputín vivió de las donaciones de los campesinos que encontraba a su paso; se le consideraba un místico y se le atribuía el poder de curar enfermedades y predecir el futuro.
A su llegada a San Petersburgo, en 1903, Rasputín fue recibido como un hombre santo y en 1908 fue presentado a la esposa del Zar, Alejandra Fiódorovna, quien ya había oído hablar de sus supuestos poderes curativos. La zarina pensó que podría curar a su hijo Alexis Nikolaiévich, el heredero del trono ruso, que padecía hemofilia. Se especula con la posibilidad de que consiguiera aliviar su dolencia mediante hipnosis; en cualquier caso, la mejoría del heredero le granjeó la confianza de la zarina y también la de Nicolás II, fuertemente influido por la zarina.
Investido de un inmenso poder, Rasputín designó a muchos altos funcionarios del gobierno, aunque ninguno fue competente. A principios de la Primera Guerra Mundial, Rusia atravesaba un momento crítico. El zar Nicolás II asumió el mando del ejército y Rasputín se hizo con el control absoluto del gobierno. Su profunda influencia en la corte imperial escandalizaba a la opinión pública; además, su comportamiento le daba mala reputación y sus orgías eran bien conocidas por el pueblo, que lo designaba con el sobrenombre de El Monje Loco.

En 1916 Rasputín impuso a su candidato, Stürmer, como presidente del Consejo. Este hecho no fue bien visto por varias personas allegadas al zar, aunque Nicolás II no le retiró su confianza. Al fin, el terceto formado por el príncipe Yussopov, el gran duque Dimitri y el diputado de derechas Purishkiévich consumó su asesinato, decidido en una conspiración palaciega.

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